miércoles, 20 de mayo de 2009

revolucion alemana 1918. primera GUERRA MUNDIAL


La revolución de noviembre de 1918 llevó, hacia el final de la Primera Guerra Mundial, al cambio desde la monarquía del Reich Alemán a una república pluralista, parlamentaria y democrática.
La
revolución comenzó con un alzamiento de marineros de la flota de guerra en Kiel que se negaban a maniobrar para sacar la flota al Mar del Norte para realizar una última batalla contra la escuadra inglesa, como pretendían hacer sus superiores. En pocos días abarcó toda Alemania y forzó la abdicación del Káiser Guillermo II el 9 de noviembre de 1918. Los objetivos de avanzada de los revolucionarios, guiados por ideales socialistas, fracasaron en enero de 1919 ante la oposición de los líderes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Éstos temían un “caos revolucionario” y posteriormente se esforzaron en reconciliar a los partidos burgueses y la élite afín al Káiser frente a las nuevas relaciones del poder. Adicionalmente acordaron una alianza con el Supremo Comando Militar alemán y permitieron la sofocación violenta del llamado Levantamiento Espartaquista (Spartakusaufstand).
El desenlace formal de la revolución ocurrió el
11 de agosto de 1919 con la rúbrica de la nueva Constitución de la República de Weimar.

La revolución civil de marzo de 1848/49 fracasó, sobre todo, por el problema de tener que conseguir a la vez la democratización y la unión de Alemania. En las décadas posteriores, la ciudadanía se alineó con el estado autoritario (Obrigkeitsstaat), particularmente una vez que la unidad alemana se hubo establecido, en la forma de la Pequeña Alemania bajo el liderazgo de Prusia en 1871

El recién fundado imperio alemán era una monarquía constitucional. Para el Reichstag se aplicaba el derecho de sufragio igualitario, universal y secreto para los hombres (Männerwahlrecht). La influencia del parlamento en la política del Reich era, sin embargo, especialmente limitada. Su única atribución importante era la aprobación del presupuesto. El gobierno del Reich no era responsable ante el Parlamento, sino solamente al Emperador.
Los
socialdemócratas, que posteriormente formaron el SPD, también estaban representados en el Reichstag desde 1871. Como único partido político en el imperio, éste abogaba públicamente por un estado republicano. Por este motivo, Otto von Bismarck los hizo perseguir desde 1878 hasta su destitución en 1890 basándose en las Leyes Socialistas. A pesar de ello, los socialistas pudieron aumentar su representación en casi todas las elecciones. En el Reichstag de 1912 formaban el partido parlamentario más fuerte, con 110 diputados y el 28 % de los votos.

En los 43 años desde la fundación del Reich hasta la Primera Guerra Mundial, el SPD no solamente creció en importancia, sino que también cambió su carácter. En la disputa revisionista (Revisionismusstreit) que comenzó en 1898, los llamados revisionistas querían eliminar el objetivo de la revolución del programa del partido. Propugnaban en su lugar reformas sociales de acuerdo con orden económico establecido. El ala marxista se impuso nuevamente contra los revisionistas. Sin embargo, la retórica revolucionaria ocultaba que el SPD se había hecho prácticamente reformista desde la derogación de las “leyes socialistas” en 1890. Los socialdemócratas, difamados como “miembros sin patria”, se sentían patriotas alemanes. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial se hizo claro que el SPD se había vuelto una parte integral del imperio, aun siendo la oposición.

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